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Proyectos de investigación del centro:

Insomnio en Atención Primaria

Isabel Torrens (MFyC), Rosmary Argüelles (R4 MFyC), Carlos Molero (R4 MFyC) et al

Inicio: 2010

El insomnio primario se define como la dificultad para iniciar o mantener el sueño, o la sensación de no haber tenido un sueño reparador durante al menos un mes (criterio A), que provoca un malestar clínicamente significativo o un deterioro laboral, social o de otras áreas importantes de la actividad del individuo (criterio B). Esta alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de otro trastorno del sueño (criterio C) u otro trastorno mental (criterio D) y no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia o de otra enfermedad médica (criterio E) (Definición DSM-IV). Los criterios del CIE-10 son prácticamente los mismos excepto que requiere que la aparición de los síntomas sea de cómo mínimo tres veces a la semana durante por lo menos un mes.
Se trata de una patología muy prevalente. Un 30-40% de la población adulta tiene alguna queja relacionada con el insomnio, (DSM-IV; Ohayon 2002(a)). La prevalencia puede variar desde un 1,2% (Saravanan 2009) hasta un 37,6% (Ohayon 2002(c)), dependiendo de los criterios que se empleen para definir el trastorno. Así, si se considera el insomnio como síndrome, se sitúa entre 1,2-17,4% (Saravanan 2009; Cañellas 1998), frente a un 17-37,6% si el estudio se limita a síntomas relacionados con el sueño (Ohayon 2002(c); Ohayon 2002(b)). Cañellas y colaboradores encontraron valores del 17,4% en Mallorca en un estudio llevado a cabo en 1994, basado en criterios del DSM-III (Cañellas 1998). La prevalencia del insomnio aumenta con la edad y se relaciona con el género, siendo más común entre las mujeres (Ohayon 2002(a)), excepto los episodios recurrentes y los episodios ocasionales de insomnio breve, que son más frecuentes en los varones (Buysse 2008).
Múltiples estudios contemplan las diferentes variables que pueden influir en el insomnio, siendo las más frecuentemente estudiadas: la edad (Cañellas 1998; Ohayon 2002(a)), el género (Ohayon 2002(a); Cañellas 1998),el alcohol (Adam 2006; Soares 2005, Merrill 2007), la cafeína (Adam 2006; Merrill 2007), el tabaco (Adam 2006), el ejercicio físico (Adam 2006, Merrill 2007), la ansiedad y la depresión (Soares 2005). Otros de los factores que se han relacionado con problemas del sueño son el estado civil (Cañellas 1998; Soares 2005; Merrill 2007), la situación laboral (Cañellas 1998), la situación socioeconómica (Ohayon 2002(a)), el nivel de estudios (Ohayon 2002(a)), los medicamentos (Ohayon 2002(a)), la tipología circadiana (Adam 2006), el ruido ambiental (Soares 2005), el embarazo y la menopausia (Soares 2005). A la hora de abordar un problema de insomnio, el conocimiento de estos factores resultaría fundamental si se quiere iniciar un manejo adecuado.
El insomnio tiene repercusiones en la vida de los que lo padecen. Las más comunes son la somnolencia diurna, cambios de humor y discapacidad en las funciones de la vida diaria. La presencia de insomnio se relaciona con la aparición de problemas crónicos de salud, utilización de los servicios sanitarios, absentismo laboral, disminución de la productividad, accidentes tanto de tráfico como de otro tipo (Daley 2009). Además, está asociado con el incremento de prescripción de medicamentos, uso de productos sin receta para el insomnio y consumo de alcohol (Daley 2009).
A pesar de que existen terapias cognitivas y farmacológicas efectivas para mejorar el insomnio (Smith 2002, Morin 2006), solo entre un 27% y 52% consulta con un facultativo (Ohayon 2002(a), Aikens 2005). Al tratarse de un problema a veces no reconocido, los pacientes no pueden beneficiarse de los efectos de una terapia adecuada. Además no siempre desde atención primaria se maneja el insomnio de la forma más adecuada (Sateia 2004).
La respuesta de los médicos ante el insomnio, suele limitarse a prescribir benzodiazepinas u otros hipnóticos, lo que se traduce en un alto consumo expresado en dosis por habitante día y en un coste importante (Vicens 2008). Sin embargo, se sabe que los beneficios clínicos de los hipnóticos son pequeños y a corto plazo éstos pueden causar un empeoramiento de la calidad del sueño con efectos adversos significativos, especialmente en ancianos, por ejemplo el aumento de caídas, fracturas, depresión, suicidio y aumento de mortalidad (Byles 2003; Glass 2005). Incluso pueden derivar en una dependencia de los pacientes a estos y una actitud pasiva de los médicos ante este problema con requerimientos de prescripción continuada de estos fármacos, probablemente porque tengan conocimientos limitados sobre las terapias alternativas no farmacológicas.
Los médicos de familia deben considerar el uso de las intervenciones no farmacológicas a la hora de abordar el manejo del insomnio ya que tienen pocos efectos secundarios, y a largo plazo producen una mejora más consistente que los tratamientos farmacológicos (Smith 2002). Una de las medidas comúnmente utilizada por los médicos de Atención Primaria es la promoción de la “higiene del sueño” a pesar de que hay poca evidencia de su efectividad (Morin 1999). Otras alternativas como la relajación y la terapia cognitivo conductual han mostrado efectividad (Smith 2002), pero la mayoría de estos estudios se han realizado en pacientes muy seleccionados y poco representativos de los que se atienden en atención primaria. Actualmente ya se están llevando a cabo estudios de efectividad de intervenciones no farmacológicas en atención primaria (Siriwardena 2009), y algún estudio ha demostrado ya la eficacia de estas intervenciones (Espie 2007), aunque son necesarios estudios con grupos más numerosos de pacientes.
Nuestro equipo se plantea, a más largo plazo, evaluar la efectividad de una intervención no farmacológica en pacientes con insomnio en atención primaria. En este sentido y como paso previo a un estudio más complejo, nos interesa disponer de información del escenario donde realizar la intervención (Campbell M et al. Framework for design and evaluation of complex interventions to improve health. BMJ. 2000 Sep 16;321(7262):694-6). El estudio que se presenta, permitirá conocer el comportamiento de los pacientes en cuanto a consultar este problema con su médico de familia y las pautas de tratamiento actual que sigue el paciente. Asimismo explorar las actitudes y percepciones del médico de familia hacia el tratamiento farmacológico y no farmacológico.
A partir de este proyecto se dispondrá de una cohorte de insomnes identificada que podrá ser utilizada en un ensayo con doble consentimiento informado también denominado diseño Zelen (Zelen M. Randomized consent designs for clinical trials: an update. Stat Med. 1990 Jun;9(6):645-56.).

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